Noelia Ramos, alumna de Cuidados Auxiliares de Enfermería, en Malta.
MI TRAVESÍA POR MALTA
Por: Noelia Ramos Vela
Técnico en Cuidados Auxiliares De Enfermería.
Hola, soy Noelia Ramos, estudiante de Auxiliar de Enfermería, y hoy vengo a contar cómo mi vida ha cambiado en tan solo tres meses.
Voy a retroceder un poco más en el tiempo, concretamente al día en el que anunciaron en el centro donde estudio, que teníamos la posibilidad de solicitar unas becas para hacer nuestras prácticas por Europa.
Cuando me enteré de aquello, no dudé en solicitarla, aunque en ese momento fuera muy pesimista y pensara que había poca posibilidad de que me eligieran (ya que, había muchos alumnos en el centro), igual mandé mi carta de presentación.
Seguí todos los pasos que teníamos que hacer, una carta de presentación, un test psicológico, una entrevista. A partir de ahí se comenzó a descartar a alumnos. Yo seguía, así que mis pruebas finales fueron un examen escrito de inglés, que pasé, y finalmente uno oral.
Para el examen oral ya éramos 6 o 7 alumnos, y aunque la gente nos dijera que seguro que éramos nosotros los elegidos. Yo seguía con que no, prefería no hacerme ilusiones para luego llevarme la decepción.
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Anunciaron los elegidos unos días más tarde, cuando daban las vacaciones de Navidad, y fue el mejor regalo que me pude llevar. Aunque faltara medio año para poder irme a cursar fuera, y aún así tuviera que estudiar mucho para no suspender ninguna (porque si esto pasaba y no recuperaba la asignatura, no podía realizar mis prácticas). Yo con eso, ya estaba feliz.
Los meses pasaron y se acercaba el final del último trimestre, suspendí Odontología, tenía menos de un mes para prepararme bien la asignatura y aprobarla. Y lo conseguí. ¡Me iba a ir de Erasmus!
Durante el curso, tuvimos varias reuniones, explicándonos bien lo que era un Erasmus, los países donde podíamos ir, hablándonos sobre nuestros tutores en el lugar y etc.
Al estar estudiando un módulo que no es reconocido fuera de España (o en pocos países de la Unión Europea), no podía hacer las prácticas en Irlanda, una de las opciones que había. Yo quería practicar mi inglés y mejorarlo, así que, por eso, decidí Malta. Pero no descartaba que, si no podía ser allí, podría cursarlas en Italia (otra de las opciones).
Pero fue posible. A pesar de no realizar mis prácticas en un hospital (donde normalmente se suelen hacer), las podía realizar en una residencia de ancianos.
Así que a principios de septiembre cogí un avión y viajé a Malta, donde me estaba esperando mi tutora en el aeropuerto, y ella con su novio me llevaron a lo que sería mi casa durante los tres meses de mi estancia.
Durante el trayecto me estuvo explicando cosas sobre el país, sobre la residencia, sobre mis compañeros de piso y varias cosas más.
Mis compañeros de piso fueron cambiando durante dos semanas, lo mismo estaba con gente en el piso o estaba varios días sola. Hasta que por fin llegaron otras becarias de Galicia y ellas se quedaron los tres meses allí conmigo, me llevo una gran amistad con ellas.
En la residencia, los primeros días estuve adaptándome a todo, pero al cabo de poco tiempo ya me dejaron sola para ir yo por las habitaciones realizando las tareas que me mandaran o que yo ya sabía que tenía que hacer.
No tardé nada de tiempo en encariñarme con los ancianos y que aquello fuera mutuo, todos ellos me trataron con muchísimo cariño y dulzura, me hablaban de sus vivencias, lugares que me gustaría visitar y miles de cosas más. Aprendí mucho con ellos, tanto personal como profesionalmente.
Con el personal de allí gané confianza muy rápido, era un miembro del equipo más, y me gustaba mucho ese compañerismo que había entre ellos y que no fuera un problema el acogerme rápido a mí también.
Había una chica allí que venía de Galicia, que estaba con una beca como yo, con ellas hice buenas migas. De hecho la primera semana que estuve allí ya me dijo de quedar con ella y unos amigos, fuimos a ver los Dingli Cliffs. Recuerdo ese día con mucho cariño porque fue el día que conocí también a Iago y Lucía, que también me acompañaron durante toda mi estancia en Malta. Y Lucía era como mi mejor amiga allí.
(Aquí adjunto una foto con ella uno de los días que fuimos a Comino en barco).
A partir de todas las quedadas y salidas que íbamos haciendo, conocimos a más gente y acabamos siendo un grupo de amigos bastante grande. Visitamos muchos lugares juntos y he vivido experiencias que ni con mis amigos de España había vivido.
(Aquí una foto de algunos de ellos, íbamos en barco hacia Comino).
Cogimos más confianza entre nosotras un grupo de chicas, salimos todos los findes juntas, ya fuera de fiesta o para hacer turismo. Dos de ellas fueron mis compañeras de piso durante un par de semanas.
Tengo muy buenos recuerdos con todas ellas. Y a pesar de que tres de ellas son Gallegas y otras dos somos Andaluzas, estamos planeando volver a vernos pronto.
Y finalicé mi Erasmus el 7 de Diciembre, llevándome nuevas experiencias, nuevos amigos y un muy buen recuerdo de Malta. Pienso volver a visitar un poco más el país y a reencontrarme con amigos que van a seguir allí unos años más.
Gracias a la experiencia Erasmus he aprendido y puesto en práctica mi conocimiento laboral, he tenido un primer contacto con el mundo adulto e independiente y he aprendido mucho de mí misma, a demás de lo que he aprendido conviviendo con personas de otros lugares.
¡Gracias por hacer esto posible!.
Aquí os dejo algunas fotos más:
Dingli Cliffs
Birgu
St John’s Co-Cathedral, Valletta
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