Sergio David Pérez, alumno de Documentación y Administración Sanitaria. Malta
Mi llegada al país fue a través de un vuelo sin escalas en una compañía low-cost que conecta el Aeropuerto de Sevilla con el de Malta. Al mirar por la ventanilla, se veía al principio a vista de pájaro parte de Andalucía, pero pronto llegó el Mediterráneo y su preciosa agua azul, hasta llegar a Malta.
Una vez aterrizó el avión, me recogió Lucía y me llevó a mi casa (una habitación en un piso de alquiler compartido en Msida). Un trayecto muy llamativo, principalmente por el tráfico, pues en Malta se conduce como en Gran Bretaña por la izquierda.
Ya acomodado en mi habitación, el primer fin de semana comencé una primera fase de adecuación, exploración y reconocimiento de la isla de Malta. Para ello, me dediqué a pasear y hacer turismo. Ver la Valeta, con su centro histórico monumental y sus maravillosas murallas, pasear por Sliema disfrutando de unas típicas vistas de estampa hacia la Valeta, y la noche de Paceville.
El trabajo y vivir a diario
Diariamente, mi vida como estudiante de Erasmus en Malta era muy distinta a la que tenía en España, pero muy apasionante y enriquecedora. Todas las mañanas me levantaba, e iba paseando desde mi casa al St. Luke’s Hospital (desde 2007 renombrado como Karin Grech Rehabilitation Hospital, pero todos los lugareños lo siguen llamando “St. Luke’s”). Allí disfrutaba, junto con mis supervisores de prácticas, de un trabajo documental muy interesante, el control de las facturas del Sistema de Tarjetas Sanitarias Europeas en Malta y el seguimiento de la documentación del Reciprocal Health Agreement Malta/UK (un acuerdo sanitario firmado entre Malta y el Reino Unido). Era un trabajo muy interesante, y trabajar con mis supervisores era muy cómodo, porque en todo momento que lo necesitaba, me explicaban y con sus explicaciones podía trabajar con bastante autonomía.
Ya por las tardes, con todo el tiempo libre, y la satisfacción de por la mañana haber hecho un buen trabajo, solía desplazarme por el país, para ver diferentes monumentos y tradiciones maltesas, e imbuirme del espíritu del país. Visité el Blue Grotto, la Blue Lagoon, el Pueblo de Popeye, la Cocateral de San Juan (muy recomendable), Gozo, Mdina, Marsaxlokk, St, Pete´s Pool,… Los principales medios de transporte que utilicé eran los autobuses (que han mejorado mucho desde que se creó la compañía “Malta Public Transport”) y los ferries.
Además, una cosa buena que tiene Malta es su barata gastronomía a pie de calle, donde siempre encontraba puestos donde poder comprar: pastizzi, apple pie, canolis, pizza,… Ello me permitía que si algún día se me hacía tarde a la hora de recogerme, poder cenar rápido, fácil y barato (aunque no conviene abusar, pues muchos de los platos anteriores son considerados comida rápida).
Durante mi estancia en Malta, sucedió un hecho trascendental que cambió drásticamente mi rutina durante el Erasmus, fue la crisis sanitaria del coronavirus.
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Malta, poco a poco, desde que llegué había empezado a tomar medidas de control para impedir que la pandemia llegara al país, como por ejemplo la toma de temperatura con cámaras en el aeropuerto a en la zona de llegadas, reducir el tráfico de cruceros del puerto, habilitar una página web informativa (https://covid19malta.info/), habilitar una nueva línea telefónica de urgencias para casos sospechosos de coronavirus, etc. Pero cuando el número de contagiados empezó a ser superior de 10 al día, decidió primero promover un confinamiento voluntario, y luego volverlo obligatorio.
La población maltesa es muy responsable a nivel sanitario, y durante el confinamiento voluntario ya la mayoría (casi toda) la población estaba auto-confinada, pero para facilitar medidas a las que las empresas pudieran acogerse finalmente declaró el confinamiento obligatorio.
El resultado de este período, en mi día a día, fue pasar de estar fuera de mi habitación y hacer una vida de persona completamente integrada (hasta donde se me permitía) en la vida maltesa, a estar todo el tiempo en mi habitación, realizando mi proyecto integrado y diversos cursos MOOC publicados en diferentes plataformas de formación en Internet.
Somos tu centro de Formación Profesional de Sevilla y te ofrecemos «La Oportunidad de Superarte». Desde sus inicios en el año 1902, la función de la Fundación consiste en facilitar la integración social y permitir que todas las personas tengan las mismas oportunidades, especialmente los más desfavorecidos.